NICANOR DE LA VEGA (38 años):
Abuelo de César, hombre físicamente muy parecido a él, pero con ojos y barba de color oscuro. Reacio, duro, tajante, radical, con firmeza de hierro; acostumbraba a caminar por sus tierras y por su hacienda con un látigo o fuete para arriar caballos, a cual le llamaba “Dignidad”.
Quedó viudo muy joven al morir Doña Matilde Altamira, el amor de su vida. Solo y con dos hijas, su mayor deseo era ver a Nidia y Dalia felices; pero el destino hace que se atreviese Fabriciano Rosales a robar la paz de su hogar. Adoraba a su nieto César, viéndolo como el propio hijo varón que nunca tuvo. En cambio, su odio hacia el padre de su nieto, era algo que no dudaba en manifestar. Orgulloso de su sangre, de origen ruso en cierta parte, no tuvo más remedio que conformarse con una descendencia que llevara la genética de un simple minero que trabajaba para él. A César le apodan el “zar legal de las esmeraldas”, por ser precisamente nieto de Nicanor.
Quedó viudo muy joven al morir Doña Matilde Altamira, el amor de su vida. Solo y con dos hijas, su mayor deseo era ver a Nidia y Dalia felices; pero el destino hace que se atreviese Fabriciano Rosales a robar la paz de su hogar. Adoraba a su nieto César, viéndolo como el propio hijo varón que nunca tuvo. En cambio, su odio hacia el padre de su nieto, era algo que no dudaba en manifestar. Orgulloso de su sangre, de origen ruso en cierta parte, no tuvo más remedio que conformarse con una descendencia que llevara la genética de un simple minero que trabajaba para él. A César le apodan el “zar legal de las esmeraldas”, por ser precisamente nieto de Nicanor.
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