miércoles, 3 de junio de 2009

Cuento No. 23: “Igual de Hermosas”


Cuento No. 23: “Igual de Hermosas”

Viene del cuento No. 22: "La hacienda se llenó de sabiduría".

http://novelatentacioncoloresmeralda.blogspot.com/2009/05/cuento-no-22-la-hacienda-se-lleno-de.html

Muy lejos del mundo de las esmeraldas colombianas, en un humilde barrio bogotano, transcurrieron las vidas de Laura y de su madre. De ésta última, se habla muy poco y aunque debería ser la primera historia que se narre de estas dos mujeres, hasta ahora permanece todo muy guardado. Una de las principales razones ha sido el paradero desconocido de la madre de Laura. Aunque esto es una circunstancia repetitiva en muchas historias, este detalle es quizás el que se necesita analizar para encontrar la verdad de muchas cosas. Una buen conocedor de esmeraldas sabe que ante una piedra de atractivo y profundo color verde, no se puede hacer otra cosa que observarla con reverencia y análisis profundo, pero quizás en la observación, pueden nacer muchas tentaciones, sobre todo si se mira lo menos importante, dejando a un lado lo que de verdad es valioso. Quizás ése fue el error de la madre de Laura, el error que puede cometer cualquiera, pero hasta el momento, su recuerdo no es grato para Don Edgardo, quien fue su esposo y quien tuvo a su cargo el cuidado de Laura, por lo que a duras penas se dice en voz alta el nombre de ella: Marta.
Lo que sí está claro es que Marta le heredó a su hija su evidente belleza, porque Laura al convertirse en una mujer, lo hizo con esplendor. Ella es ahora una mujer muy bella, pero ante todo seria y responsable. De su papá Edgardo tomó el gusto por las letras y se convirtió en periodista, pero terminó trabajando como paparazzi. La vida la complementó con dos buenas amigas dada su carencia de hermanos de sangre. Mónica y Rosa, sus compañeras del canal 52, llegaron para completar lo que ahora es un trío dinámico de verdad. No sólo les unen la profesión, sino también las mismas complicaciones labores, el mismo reducido sueldo y las ganas de triunfar ante todo. Mónica y Rosa son un muro de defensa para Laura ante la odiosa jefa del noticiero del cincuenta y dos: Alicia, apodada “del país de las tinieblas”. Tampoco todo es tan desagradable en el mundo laboral de Laura, ya que ella ha recibido el apoyo del viejo productor de televisión “Don Pedro”, quien al conocerla pudo ver en ella a la próxima estrella del periodismo televisivo nacional. Don Pedro ha sido hasta ahora como un minero con una esmeralda en sus manos, sin saber realmente cómo sacarle provecho; pero él sabe que el destino de Laura está muy lejos de limitarse a un canal de televisión de bajo audiencia, él sin complicaciones la visualiza dentro de una de las grandes cadenas.
El otro afortunado de encontrar a Laura en su camino fue su actual novio: Daniel Hernández. Ingeniero en sistemas, romántico, amante de la poesía y de gran paciencia, Daniel sólo tiene espacio en su vida para ella. El mayor testigo de la abnegación de Daniel por su novia es el amigo y compañero de trabajo de éste: Raúl. Ambos laboran en “System World”, una compañía de sistemas informáticos próxima a fusionarse con una importante telefónica nacional. Todos los días al llegar Raúl a su puesto de trabajo lo primero que ve en el computador de Daniel son fotografías de la hermosa y famosa Laura a modo de “wall paper” o tapiz de fondo de pantalla o a modo de “screensaver” o de protector de monitor. Raúl siempre espera también algún comentario de Daniel sobre su noviazgo con Laura. Es que Daniel es un hombre de detalles que aunque no tiene muchos recursos económicos, siempre está atento a lo que ella necesita. Un auto es una de aquellas cosas que le hace falta a su novia y por eso él está siempre ahí para recoger a Laura a las puertas del canal cincuenta y dos, después de una larga de jornada laboral. Raúl se sorprende de la dedicación de su amigo por su novia, pero también no ha dejado de preocuparse. Daniel es en esencia lo que alguien llamaría “un buen tipo” y Laura es ciertamente una mujer que cualquiera quisiera tener, así que Raúl ha sacado rápidamente las evidentes conclusiones: “Lo mejor sería que Daniel se casara con Laura”. El obstáculo evidente es la falta de dinero, de ambos, pero para Don Edgardo, eso es lo de menos, aunque él en el fondo también se preocupa porque su hija no siga los mismos pasos de su madre, así que se siente aliviado por la presencia de Daniel en la vida de Laura. Es que Edgardo se siente identificado con Daniel, para él resulta el hombre perfecto para su hija; pero Simona en la hacienda La Casona se sigue preguntando quién y dónde está la mujer correcta para César, aunque él esté a punto de casarse con Mercedes. Las fichas están acomodadas en esta historia, sólo falta dar el primer paso, el cual está a punto de suceder.





Continúa en el próximo cuento.

Melissa G.

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