miércoles, 29 de abril de 2009

Cuento No. 18: La Mano Derecha de Fabriciano.


Cuento No. 18: La Mano Derecha de Fabriciano.

Viene del Cuento No. 17: EL Amigo del Zar de las Esmeraldas.
http://novelatentacioncoloresmeralda.blogspot.com/2009/04/cuento-no-17-el-amigo-del-zar-de-las.html

Bogotá. Interior de un Lujoso restaurante bar.

Camilo Gutiérrez hace entrada en el restaurante-bar donde se encontraban César y Arístides. Ellos dos lo ven pasar con un maletín en mano, en dirección a una mesa del lugar. La mirada de los ojos verdes de César siguieron muy de cerca los movimientos de Gutiérrez, a lo que Arístides reacciona, diciendo: -¿César, qué crees tú que puede estar haciendo Camilo Gutiérrez con un maletín en este restaurante? César enfático dice: -No sé, por eso me sorprendió su presencia aquí, pero hay muy buenas posibilidades que se trate de un pedido de mi padre. Claro que el movimiento éste todo sospechoso de la llegada de un tipo como Gutiérrez con un maletín que seguramente no es suyo, no me agrada para nada. A veces me pregunto por qué mi papá confía tanto en ese hombre, míralo nada más, su sola cara te dice que estamos hablando de alguien sin escrúpulos, pero con un aire de hipocresía. Arístides concuerda con su amigo y agrega: -Eso es cierto, como también es cierto que tu papá ha sabido invertir dinero en la imagen de su sospechosa mano derecha. Gutiérrez se viste bien, muy elegante para encajar en ambientes como éste; él aparenta más ser una especie de secretario privado que lo que es: Un tipo de malos pasos que tu papá contrató como asistente. César dice ante el comentario: -Ni me lo recuerdes, Arístides. Lo peor de todo es que sé que Gutiérrez y Ernesto se han aliado en varias ocasiones, sólo para taparle a mi querido hermano sus fechorías. Arístides dice: -Bueno, es que es la combinación perfecta. Ernesto es un bribón, Gutiérrez le cubre sus bribonadas, Ernesto se salva por un tiempo de las consecuencias de sus actos, Gutiérrez saca un “dinerito” extra. El negocio perfecto. César contesta: -Pues, voy a tener que intervenir para ver cómo interrumpo esa asociación.....Tras esas palabras, César y Arístides continuaron observando a Gutiérrez con sumo cuidado, desde la mesa en donde se encontraba.
La descripción que habían dado el par de amigos sobre Camilo Gutiérrez no podía ser más precisa. Él era un hombre de oscuro pasado, con expediente policiaco borrado gracias a las influencias del importante empresario de las esmeraldas nacionales Fabriciano Rosales; pese a eso, su imagen física y su vestimenta aportaban a las apariencias. Por los elegantes pasillos de la empresa de la familia Rosales De la Vega, Camilo Gutiérrez no parecía desentonar; fácilmente se confundía entre el personal administrativo, especialmente cuando le tocaba seguirle los pasos a su jefe Fabriciano, cuando éste daba una ronda por la compañía. Es que a través del viejo ex minero Rosales, Gutiérrez había entrado a un mundo sumamente tentador: Al mundo de aquellas atractivas piedras preciosas de color verde que le cambian la vida a cualquiera. Todo cambió para Gutiérrez, pero de cierta forma, todo seguía siendo muy parecido. Él era una mezcla entre finura y vida delictiva, su cabello castaño, tez clara y elegante vestido lo convertían en un hombre interesante demasiado cerca del poder de Fabriciano; quien un día fue un prototipo de lo que era su mano derecha: Un minero de ojos celestes, cabellos rubios, actitud desenfadada, que se casó con la hija del dueño de la concesión de la mina La Próspera. Quizás la proximidad y el parecido entre Fabriciano y sus indispensable asistente, no le hacía ver peligro alguno; pero colocar a un hombre de tal calaña cerca del viejo ex minero era un asunto digno de preocupación. Fabriciano podía recibir una acción en contra, igual a las que él hacía en su juventud desenfrenada.
Es que el actuar de Gutiérrez era sigiloso, callado, pero siempre con una intención guardada. Gutiérrez había aprendido que guardar silencio mientras Fabriciano hablaba, le había valido su descuidada confianza. El pasado de su jefe era la esmeralda más valiosa que él había encontrado en medio de la familia Rosales De la Vega. Esa misma forma de proceder Camilo Gutiérrez la aplicaba a su espera en la mesa del elegante restaurante. Callado, casi inmóvil en la silla, con un vaso de agua como única bebida, Gutiérrez aguardaba la otra parte de su encomienda. El maletín de sospechosa procedencia se mantenía en el piso, a un lado, casi debajo de la mesa, pero lo suficientemente a la mano para tomarlo en el momento debido. Finalmente, el enigma era descubierto ante los ojos de todos los que estaban atentos a lo que sucedía. Honesto Vargas llegaba al restaurante y localiza con su mirada a Gutiérrez, hacia el cual camina, sin dejar su perspicaz sonrisa de su rostro. Ni los años habían borrado del abogado y también contrabandista de esmeraldas de Honesto su peculiar manera de sonreír.
César y Arístides se percatan de la llegada de Honesto y afortunadamente éste pasa de largo de la barra de bar hacia la mesa de Gutiérrez, sin darse cuenta de la presencia del hijo mayor de Fabriciano y su mejor amigo. Arístides le advierte a César que la retirada era lo más prudente: -César, mejor es que salgamos, no nos vaya a ver Honesto Vargas. De seguro usted no querrá tener que forzosamente saludar a ese tipo por una cuestión de educación y mucho menos querrá que lo que vayan a hacer Honesto y Gutiérrez se vea encubierto al percatarse de nuestra presencia. Dejemos que se confíen y que se lleva a cabo la transacción. Lo más seguro es que el maletín es para Honesto Vargas, dentro debe haber o una esmeralda o dinero en efectivo. La razón de este pago si es algo más difícil de determinar, pero obviamente es por alguna solicitud que le habrá hecho tu padre. César dice ante la opinión de su amigo: -Tienes razón en todo lo que dices, mejor salgamos, que se confíen, pero esperémoslos afuera del restaurante, para comprobar la teoría.
César y Arístides se retiran, a la par que en la mesa de Honesto y Gutiérrez llegaban unos tragos para cada uno, mientras el abogado y contrabandista de esmeraldas dice: -Lo que más me agrada de Fabriciano como cliente es su puntualidad en los pagos. Es que así son los grandes hombres de verdad: Serios para los asuntos de negocios. Por eso hemos sido amigos desde hace muchos años, Gutiérrez. Tu jefe y yo somos casi como hermanos, pero siempre he sabido que él es el que manda, je, je, je. Gutiérrez frío y serio dice: -Es que así debe ser. Doctor Vargas, sólo vine a entregarle la encomienda de Don Fabriciano, lo mejor es que la tome, está a su alcance.......Honesto entiende qué significaban esas palabras y busca el maletín junto a la silla de Gutiérrez. Éste se disponía a ir, pero Honesto rápidamente lo detiene, a la par que abre el maletín. –Un momento, Gutiérrez, sólo por precaución, hasta los más caballeros tienen un despiste.....
El interior del maletín guardaba una exquisita esmeralda tallada, a lo que Honesto dice: -Ya puedes irte Gutiérrez, mándale mis saludos a Fabriciano. Gutiérrez asienta con la cabeza y se retira. Fuera del restaurante, Gutiérrez se dirige a uno de los autos de Fabriciano, prestado por él para la encomienda. César y Arístides cuidadosamente observan la escena. Los ojos verdes de César captan la ausencia del maletín, ante lo cual dice: -Salió sin el maletín, Gutiérrez salió sin el maletín. Arístides añade: -No quiero preocuparlo, amigo, suficiente tiene con lo de la boda con Mercedes de la cual no está tan convencido, pero si su papá le paga con un maletín a su abogado de cabecera, es que Honesto Vargas no quiere como mínimo declarar impuestos de esas ganancias...en pocas palabras, esto es un asunto chueco. César molesto dice: ¡Y mi papá que se presta para algo así, de seguro que Honesto se lo pidió como un favor! Qué mejor que recibir efectivo o una esmeralda, eso es ganancia pura. Arístides añade: -Honesto Vargas es un viejo lobo, César; con todo respeto, ese hombre sabe manejar sus intereses, incluido tu padre.......César se mostraba preocupado, pero fue interrumpido por su celular. Lo tomo y al ver la pantalla, contesta en inglés: Hello...........Hi, Dorothy, how are you?

Continúa en el próximo cuento.

Melissa G.

miércoles, 22 de abril de 2009

Cuento No. 17: EL Amigo del Zar de las Esmeraldas.


Cuento No. 17: EL Amigo del Zar de las Esmeraldas.

Viene del Cuento No. 16: La Suerte de las Esmeraldas.
http://novelatentacioncoloresmeralda.blogspot.com/2009/04/cuento-no-16-la-suerte-de-las.html

Bogotá. Instalaciones de GEMAS GENERACIÓN ROSALES, S.A. Presente.

Ernesto había tentado a su padre Don Fabriciano Rosales a caer en la peor de las mortifiaciones que podía sentir en esos momentos: Alarmarse por la estabilidad de la boda entre César y Mercedes. Con complacencia, Ernesto observaba cómo Don Fabriciano hablaba alterado por teléfono con su hijo César. Fabriciano decía en voz alta en su oficina: -¡César, m’hijo, cómo está eso que te peleaste con Merceditas si estas a pocos días de casarte con ella!........¡Pero, m’hijo, si todo salió publicado en una de esas revistas de chismes que tanto me molestan verlas, con puros cosas de viejas lavanderas, pero bueno...!
Por su parte, César en su oficina en Gemas Generación Rosales, S.A. trata de responderle a su padre por teléfono. Con molestia reflejada en sus ojos verdes, César, el llamado zar legal de las esmeraldas, dice: -Papá, papá, cálmate, yo no sé de dónde sacaste eso, pero nada de lo que me dices es verdad.....César escuchó la respuesta de su padre, quien no se convencía del todo: -¡Pero, m’hijo, ya te dije que salió en una de esas revistas de chismes que leen las viejas ociosas como tu mamá en el salón de belleza! César muy directo: -¿Papá, se puede saber quién te comentó sobre esa revista donde salió publicada esa mentira? Fabriciano serio responde: -M’hijo, estaba aquí reunido en la oficina con tu hermano Ernesto y él me comentó que por casualidad había visto esa revista en la sala de espera de la oficina de un ejecutivo bancario con el cual se entrevistó para buscar financiamiento en un futuro; tú sabes, para lo de los proyectos de ampliación de la empresa. César con molestia, decide terminar la conversación, no sin antes dejarle claro a su padre las intenciones tras el comentario de Ernesto: -Mira, papá, yo no sabía que Ernesto ahora nos resultó lector asiduo de revistas de chismes, pero creo que en lugar de preocuparte por mi boda con Mercedes, deberías preguntarte qué hacía Ernesto encargándose de algo que nadie le había ordenado, ¿o acaso tú le pediste que fuera a buscar financiamiento? ¿Don Enrique ha retirado su palabra de apoyarnos a través de sus bancos? Fabriciano sorprendido, dice: ¡N’hombre, no, m’hijo, Quique sigue firme en apoyarnos, si es tu suegro, por Dios! Ernesto quiso ir por su cuenta para averiguar otras opciones, eso es todo.....César por las palabras que dijo su padre, sólo agrega: -Ahí tienes tu respuesta, papá. Que tengas buen día. César con molestia cierra el teléfono y su rostro evidencia un cansancio que delataba el hastío por la constante intriga de su hermano Ernesto.
Tras todo ese incidente, César abandona las instalaciones de su empresa: Gemas Generación Rosales, S.A y se dirige a un restaurante bar de la localidad. En el interior del mismo, en la barra de lugar, lo esperaba su amigo y abogado: ARÍSTIDES KOSMAS. Arístides era contemporáneo de César, un hombre en sus cuarenta, atractivo, de personalidad madura y de raíces griegas. El evento más fuerte en la vida de Arístides había sido la pérdida de su esposa años atrás y sin duda alguna el tesoro más preciado que tenía era sus dos hijas Carmen y Grecia, las cuales habían crecido, dejando de ser unas pequeñitas para encaminarse hacia la adolescencia. Todas las circunstancias de la vida de Arístides habían forjado en él un carácter metódico, analítico, equilibrado; precisamente las características que colaboraban a entender y aconsejar de mejor manera a su amigo César. Tomándose un trago, Arístides divisa de lejos a César entrando en el restaurante. Con paso acelerado y expresión de molestia, César llega hasta su amigo y de una vez comienza a descargar su ira por lo que había hecho su hermano Ernesto: -¡Como ya te había dicho, el payaso de Ernesto ahora resultó ser supervisor de prensa; le vino a decir a mi papá que había leído una noticia de problemas entre Mercedes y yo! ¡Qué te parece, qué te parece, Arístides! Arístides con toda la calma del mundo le responde a César: -Ay, hermano, me pones en un dilema, porque te hago la siguiente pregunta: Ese rumor de problemas entre tú y Mercedes es un chisme o una realidad. Porque a mí me consta que sí hay problemas, siempre ha sido así, la cosa es si hubo forma de que se infiltrara esa información a la prensa, porque hasta ahora los dos han sabido posar muy bien ante las cámaras, ¡toda ha sido felicidad hasta ahora para el público...!, pero ésa no es la verdad. Por qué no mejor me cuentas, César, qué es lo que está pasando, para poder ayudarte. Mire, le pido un trago y mientras tanto usted comienza a desahogarse. A ver, cuente, que lo escucho.....
César toma aire y exhala para calmarse, a la par que comienza a sincerarse. -Bueno, Arístides, Mercedes ya me había comentado algo. Salió una foto en una estúpida revista de chismes sociales y del espectáculo donde aparentemente, me cansé de posar y me captaron en un momento de genuino fastidio. Mercedes me reclamó, tuvimos una buena pelea por eso, pero fue una tontería. Todo fue por salir con ella una noche en la que estaba cansado, pero ella insistió e insistió y yo accedí para que se terminaran los reclamos de siempre. La estrategia fue mala, porque al final el cansancio me ganó y salí con cara de pocas amigos en la dichosa publicación. Eso fue todo.....
Arístides había escuchado cada palabra de su amigo César con atención y hasta preocupación. Encontrando las palabras más precisas para la situación, decide recomendar lo siguiente: -César, hermano, yo creo que usted debe terminar con esa molestia que siente por casarse y comenzar a ver todo más objetivamente. Mira, ya son muchos años a lado de Mercedes y deben comenzar a resolver sus diferencias. ¡César, te vas a casar, no te van a fusilar! César permitiéndose un chiste irónica mientras tomaba su trago, dice: ¿Es que acaso no es la misma cosa casarte y que te fusilen? Arístides ante el comentario, afirma: Bueno, César de qué estamos hablando aquí, ¿acaso no te quieres casar con Mercedes? César ante la pregunta, dice vacilando: -¡No, no, no es eso....sólo es que......tú sabes, Arístides, uno no siempre se siente como uno lo planeaba y eso frustra! Arístides añade: -Ah, entonces no te sientes bien a lado de Mercedes.....César espontáneo y en confianza, responde: -Arístides, son muchos años, cinco años juntos y quizás hay un desgaste que queremos solucionar con la boda más pública con la que jamás hubiera soñado o querido; a mí me hubiera encantado una ceremonia íntima en la hacienda y punto, ¡pero lo que son Mercedes, mi mamá y los papás de ella han tomado esto como la oportunidad para apantallar! Arístides señala un punto importante: -Bueno, no olvide en la lista a su viejo, a su papá; Don Fabriciano está también muy interesado en que esa boda se efectúe, le ha caído como anillo al dedo por sus intenciones políticas; quizás eso es lo que lo está presionando más hermano, si usted no se casa, a su papá no le va a gustar la idea....¿o me equivoco? César responde: -Yo no me estoy casando con Mercedes por mi papá, si no porque quise unir mi vida con esa mujer y punto. Mercedes me conoce, son muchos años juntos, entiende del negocio de las esmeraldas, es culta y fina, muy hermosa......-Pero nada de eso te está haciendo feliz, César; se atreve a decir Arístides. César con esas palabras, se disculpa un poco con su amigo: -Arístides, perdóneme, a veces me escucho y parezco un chiquillo inmaduro ante ti, cuando has pasado por cosas tan difíciles, como perder a tu esposa....Perdona que lo mencione, pero es para darme cuenta que no tengo razones para sentirme tan insatisfecho; yo lo admiro a usted por superar tantas cosas, criar a dos hijas solo, ¡yo ni puedo conmigo mismo, imagínese lo mal que estoy! Arístides le da una palmada a su amigo César en la espalda y dice: -Tranquilo, César, los amigos estamos para escuchar y entender; además, en medio de esto, sé que está su hermano Ernesto, aunque sea para irritarlo. No digo que él tuvo algo que ver en este asunto del chisme en la revista, pero es obvio que no obtuvo esa información por casualidad. Se lo digo en calidad de su abogado. Ernesto muy probablemente le sigue los pasos, para verlo resbalar, como siempre lo ha hecho. César con decisión, dice: -¡Pues se va a quedar esperando, Ernesto, jamás le voy a dar ese gusto! Lo único que tiene contra mí es un chisme de revista, qué patético...Arístides en son de chiste, dice: -Bueno, sólo cuídese de no caer nuevamente en las garras de alguna publicación de este tipo, con la suficiente perspicacia para ver más allá de las apariencias.....se lo digo por su bien, César. César confiado y hasta un poco altivo, responde: -No te preocupes, Arístides, yo sé cuidar mis pasos muy bien, ningún otro amarillista va a tener pie para publicar una patraña más....Arístides se atreve a decir: -O quizás una verdad escondida.....César guardó silencio, para luego cambiar la conversación ante la llegada de alguien al restaurante. Intrigado, dice: ¿Qué hace Gutiérrez aquí?

Continúa en el próximo cuento.

Melissa G.

miércoles, 15 de abril de 2009

Cuento No. 16: La Suerte de las Esmeraldas.




Cuento No. 16: La Suerte de las Esmeraldas.

Viene del Cuento No. 15: "Los Tesoros de Doña Matilde".
http://novelatentacioncoloresmeralda.blogspot.com/2009/04/cuento-no-15-los-tesoros-de-dona.html

Bogotá. Instalaciones de GEMAS GENERACIÓN ROSALES, S.A. Presente.

Don Fabriciano Rosales se encuentra con su hijo Ernesto cara a cara por los pasillos de la empresa de esmeraldas Gemas Generación Rosales, S.A. Ernesto era un hombre en sus treinta y cinco, atractivo, de cabello y ojos oscuros, sarcástica sonrisa y brillo de ambición en su mirada. Quizás el rasgo más fuerte en Ernesto era su sagaz inteligencia. A pesar de todo esto, para Fabriciano ser el padre de Ernesto hasta ahora no había sido una ventaja personal dada su propia ambición, por el contrario, ese hijo había sido para él una carga sobre sus hombros. Con desagrado, Fabriciano escucha el irónico saludo de Ernesto: -¡Cómo amaneces, papá, dado que hace rato no se te ve por ninguna parte! Fabriciano toscamente le responde a su hijo: -¡QUÉ TE IMPORTA! Ernesto sonríe como sólo lo sabía hacer él y esconde sus sentimientos tras una contestación indiferente: -Como quieras.....ah, necesitamos hablar, tengo que ir a la mina La Próspera.....No, no, no, papá, no me mires así, no es por capricho que quiero abandonar la empresa, es por pedido de César, alias tu hijo preferido. Como él anda ahora queriendo ser joyero, alguien le dijo que podía serlo, yo no, la mina está siendo descuidada, al igual que su producción; así que hay que mandar a alguien y quién mejor que yo que sé cómo funcionan las cosas. Fabriciano sólo aprieta su cara en son de molestia, para luego añadir toscamente: -Está bien, ve a mi oficina en cinco minutos; total, hay algo que tengo que decirte. ¡Y no te demores que yo no tengo tiempo que perder, carajo! Ernesto sonríe y dice: -No te preocupes, papá.
Tan pronto como Fabriciano desaparece de la vista de Ernesto éste parece entender por adelantado lo que su padre quería decirle en privado. Su expresión confiada cambió a consternación, pero rápidamente su mente comienza a trabajar en sus opciones. Si Ernesto en lugar de ser un ejecutivo heredero de un imperio de esmeraldas fuera un minero, sin duda alguna sería uno de los trabajadores más astutos, de juego sucio y amante de romper las reglas de compañerismo y solidaridad en nombre de la supervivencia. Ernesto dentro de una mina no laboraría para encontrar una esmeralda, sino para quitársela a aquel que se haya jugado la vida para encontrarla. Él sería de la táctica de esperar a que alguien casi saliendo del túnel con una bella gema de color verde se tropezara con una trampa colocada por él, para quitarle la esmeralda. La realidad era que las armas de Ernesto no eran una navaja o algo con filo usado en la oscuridad de un túnel para arrebatar lo que no había conseguido con esfuerzo propio; sus armas eran propias de la comodidad del dinero y de las influencias y poder dentro de un negocio tan tentador como el de las esmeraldas. Ernesto camina rápidamente hacia su oficina y en la privacidad de la misma toma su celular, para llamar a uno de sus contactos: Cynthia. Marcando un número hasta la ciudad de Panamá, Ernesto le da unas rápidas indicaciones a una mujer que no sólo compartía con él una relación meramente pasional, sino también llena de ambición. Cynthia, dentro de unos diez minutos llama al celular de mi papá y hazte pasar por la secretaria del gerente del casino del hotel “Royal Bogotá”. Le vas a decir que lamentas mucho que lo hubieran alarmado por el pago de la deuda de su hijo Ernesto, pero que no es necesario que él se sienta comprometido de ninguna manera, que ya han tenido respuesta de mi parte y que el asunto está bajo total control del casino.......Perdiendo la paciencia Ernesto da a conocer la furia que también podía tener, dejando a un lado su ironía y burla en su hablar: ¡YO NO TENGO TIEMPO PARA REPETIR NADA, CYNTHIA, ASÍ QUE MEJOR QUE HAYAS AGARRADO LA IDEA Y HAGAS EXACTAMENTE LO QUR TE PEDÍ! Ernesto se calma para pasar a decir una de sus ideas metódicas y altamente analíticas, mostrando la otra faceta de su personalidad, capaz de ir de la ira a la calculadora frialdad. –Cynthia, tienes que entender que esto no es un asunto de repetir como un papagayo, sino de entender cómo funcionan las cosas. Todo es dar un buen golpe de suerte. ¿Cómo crees que un tallador de esmeraldas saca el brillo de una piedra? En términos muy sencillos para que puedas entenderme, todo se trata de tomar una acción rápida, pensar en un segundo y que la suerte esté de tu lado. Es como escoger un número en la ruleta de un casino.....Cynthia ante las palabras de Ernesto, añade: Ah, ya, como cuando te vas a jugar al casino....Pero, bueno, Ernesto, tú no siempre ganas en la ruleta, por algo estás endeudado hasta la zapatilla....La ironía de Ernesto tuvo su respuesta para la torpe Cynthia: -Sabes, Cinthya, lo malo contigo es que lo que tienes de tentadora, lo tienes de bruta......Cynthia reclama: ¡Ey, qué te pasa, Ernesto, cómo me dices eso! Ernesto enfático termina la conversación, no sin antes envolver a su cómplice: Cynthia, lo que dije es por tu bien, yo te conozco, pero no te puedes quejar de mí, entre tu hermana y tú te escogí a ti porque eres mucho más bonita y con más agallas. Ahora haz lo que te digo. Cynthia antes de cerrar la llamada, dice: -Está bien. Ernesto concluye la conversación, esperando que la suerte lo acompañara como acompaña a una esmeralda deseosa de quedar brillante por la talla.
Unos minutos después Ernesto ingresa a la oficina de su padre Fabriciano Rosales y éste terminaba de hablar por teléfono con su amante Vicky Peralta. –Nos vemos en la noche, ¡mi mujerona!......Ante el piropo que Fabriciano le propició a su amante, Ernesto sonrío silenciosamente en son de burla. Fabriciano cerrando el teléfono, se percata de la mofa de su hijo y le dice sin consideraciones: ¡Y tú de qué te ríes, payaso! Ernesto prefiere negar el acto diciendo: ¿Yo? De nada. ¿Acaso hiciste algo digno de que uno se riera? Bueno, papá a lo que vine. Necesito ir a la mina porque César anda muy ocupado con lo de la línea de joyas y.......Fabriciano interrumpe a Ernesto para decir: Sí, sí, ya hablé con tu hermano César y él me dijo que te fueras a la mina.....Ernesto replica: -Ah, vaya, ahora es César el que da los permisos y órdenes para ir a la mina La Próspera, yo que juraba que el yacimiento era del dominio de todos los miembros de la familia......Fabriciano indica: No, la mina es sólo mía....pero a lo que te llamé, caramba.....¿Cómo está ese asunto que debes una fortuna en el casino del “Royal Bogotá”? Ernesto comienza a jugar a dar largas, esperando la llamada de Cynthia a Fabriciano: -Papá, no sé quién te dijo eso, pero la situación no es así, más bien está en total control. Sí, perdí un poco de dinero, pero nada que mis ganancias personales en la empresa no puedan cubrir. ¿Quién no tiene una mala noche en un casino? Fabriciano serio dice: Eso no fue lo que me dijo el administrador del casino, porque con él fue con quien hablé........Ernesto guardó silencio esperando el sonido del celular que lo sacara de su aprieto. En ese instante la llamada llega al celular de Fabriciano. Él ve el número y al desconocerlo dice: No sé quién me molesta, ese número no lo conozco, debe ser equivocado.....Ernesto le insiste a su padre: ¡No, papá, contesta, por favor!.....Puede ser importante. Fabriciano con cierta incredulidad contesta: ¡Aló!
Los segundos que transcurrieron fueron para Ernesto críticos. Él observaba a su padre con atención y veía cómo la expresión del mismo cambiaba con cada palabra que escuchaba. El rostro de Fabriciano pasó de la intriga, a la atención, de ahí al cuestionamiento, para luego relajarse un poco. Fue entonces cuando dijo en voz alta: Bueno, si es así, voy a hablar con mi hijo.....Le agradezco la llamada, señorita, mándele saludos al gerente del casino del Royal Bogotá y dígale que le agradezco que se haya tomado la molestia de llamarme desde Panamá en medio de su viaje de negocios, pues........Gracias a usted....Perdón, con quién tuve el gusto......Gracias, Evangelina, que tengas un buen día. Fabriciano cierra la llamada y Ernesto cual niño inocente pregunta: ¿Quién era, papá? Fabriciano muy directo, dice: -Te salvaste, me llamó la secretaria del gerente del casino para darme un mensaje de parte de él, dice que ya está arreglando el asunto contigo, que no me preocupe. Yo sólo espero que sea así, que tengas con qué pagar y que pagues, porque te advierto, si me vuelven a molestar con el mismo asunto, Ernesto, voy a pagar por ti, pero te voy a cobrar muy caro: ¡Te saco a patadas de la empresa y asunto saldado! Ernesto dice fríamente: Eso no será necesario, papá. A pesar que Ernesto se había librado momentáneamente de su problema, decidió meter en aprietos a su hermano César. –Papá, cambiando de tema, quería hacer una pregunta algo personal.....¿Ya se arreglaron César y Merceditas? Es que supe que habían peleado y como estamos a días de la gran boda......Fabriciano se pone de pie y dice alarmado: ¡QUE CÉSAR Y MERCEDITAS PELEARON! Los ojos de Ernesto brillan ante la complacencia de ver alarmado a su padre y en apuros a su hermano mayor.

Continúa en el próximo cuento.

Melissa G.

miércoles, 8 de abril de 2009

¡Tentación, Color Esmeralda llega a sus quince!




¡Tentación, Color Esmeralda llega a sus quince!

Hoy el blog de la novela “Tentación, Color Esmeralda” llega a su cuento No. 15 publicado. Te invitamos a leerlos todos para que vayas conociendo el mundo de esta historia proyectada para la televisión. Durante abril, conocerás sobre cuatro hombres claves en la trama. No te pierdas los próximos cuentos.

Saludos desde Panamá,

Melissa Guardia.
Autora de la novela “Tentación, Color Esmeralda”.




Cuento No. 15: “Los Tesoros de Doña Matilde”



Cuento No. 15: “Los Tesoros de Doña Matilde”.

Viene del Cuento Cuento No. 14: “Mariposas en las Esmeraldas”.
http://novelatentacioncoloresmeralda.blogspot.com/2009/04/cuento-no-14-mariposas-en-las.html

Zona esmeraldífera. 30 años atrás.

Fabriciano en el interior del cuarto de la difunta Doña Matilde de De la Vega, se sentía más extraviado que en sus tiempos de minero dentro de un túnel desconocido de la mina de esmeraldas La Próspera. Él había entrado a la habitación de la que fue esposa de su ahora suegro Don Nicanor De la Vega en busca de un broche en forma de mariposa confeccionado con exquisitas esmeraldas de la región. El asunto había parecido sencillo tal como se lo había planteado Honesto Vargas en la cantina del pueblo, sólo era cuestión de robar la joya, dársela a Honesto y recibir a cambio dinero, más dinero del que hasta ahora había conseguido como esposo de Nidia De la Vega; sin embargo, dentro de esa habitación, Fabriciano empezaba a cuestionarse cada vez más si debía o no ceder a la tentación de una colección de joyas que ciertamente, jamás pensó tener.
Los ojos celestes de Fabriciano comenzaron a observar la lujosa habitación. Dando temerosos pasos, el joven ex minero se coloca en el centro del lugar y por varios segundos, comienza a apreciar la belleza del recinto. El mismo había sido la habitación matrimonial de los esposos De la Vega y tras la muerte de Doña Matilde, su esposo Don Nicanor decidió conservar el lugar a modo de un santuario, con la misma belleza y finas pertinencias que siempre caracterizaron a la habitación. Todo dentro del cuarto era delicado, con finos muebles clásicos, adornos preciosos de diferentes partes del mundo, elementos de arte seleccionados acertadamente, flores frescas y en especial, varios cofres de joyería que albergaban una cantidad considerable de piezas con esmeraldas. Fabriciano se dirige hacia una cómoda de imponente espejo y observa que sobre la misma, además de un juego de platería para tocador, habían dos cofres de joyería de igual material. Las manos temblorosas del ahora importante hombre de la región abrieron el cofre y descubrieron un ala de mariposa color esmeralda sobresaliendo entre otras piezas. Fabriciano saca el ala y descubre que se trataba de una mariposa completa que a base de varias esmeraldas de corte algo irregular, algún diestro tallador de piedras preciosas había logrado el pedido que le habrá hecho Don Nicanor para su esposa: Una mariposa esmeralda colocada en un broche para su uso.
El hallazgo del broche que le había indicado Honesto Vargas había sido muy rápido, cualquier minero desearía que encontrar esmeraldas fuera así de fácil y cómodo, pero en su experiencia Fabriciano sabía que una esmeralda siempre traía peligros consigo, bien sea a la entrada o a la salida de un yacimiento. La retirada de la habitación era entonces lo que le preocupa al joven ex minero. Con el broche de la mariposa esmeralda en sus manos, Fabriciano se dice así mismo: -Encontrar la joya fue fácil, pero salir de aquí es otra vaina......Nicanor De la Vega sabe lo que está haciendo al dejar todas estas joyas así, dentro de un simple cofrecito. Él sabe que entrar aquí es casi imposible, pero si alguien lo logra, se puede confiar y pensar que ya todo es fácil, ¡pero yo anduve por una mina por muchos años, desde niño y sé que hasta salir de ahí, se puede cantar victoria! Nicanor ha hecho que sea fácil para un ladrón sacar una joya de aquí, si es que logra entrar, pero dejar este cuarto con esmeralda en mano, le puede valer a uno hasta la muerte, como cuando te cansas dentro de un túnel y no tienes fuerzas para salir de ahí.
La idea de Fabriciano no estaba lejos de la realidad. Dentro de la habitación, puedo escuchar la fuerte voz de su suegro Don Nicanor, llamando a la ama de llaves de la hacienda: Doña Pedra. Don Nicanor gritaba: ¡PEDRA, PEDRA, DÓNDE ESTÁ LA LLAVE DEL CUARTO DE MATILDE, PEDRAAA! El pedido a voces de Nicanor le había dado a Fabriciano la señal de salida. Volviendo a colocar la mariposa esmeralda de vuelta a su cofre, comete un error y abre la cajita de plata equivocada. Dentro del otro cofre que se encontraba sobre el lujoso tocador, Fabriciano encuentra una impresionante gargantilla con perlas y una imponente esmeralda, de gran tamaño, perfecto corte y profundo color verde, limpia a la vista, toda una tentación para quien pudiera tenerla entre sus manos. Fabriciano toma esa esmeralda y sus ojos brillaron de ambición. –Esta esmeralda debe ser de unos cien quilates. El pensamiento de Fabriciano volvió a ser interrumpido nuevamente por la voz de Nicanor, dando órdenes a Doña Pedra: -¡PEDRA, QUE ABRAN EL CUARTO DE MATILDE, VOY PARA ALLÁ! Fabriciano decide rápidamente guardar la costosísima gargantilla y el broche de mariposa en sus respectivos cofres, no sin antes verse al espejo y decir: -Desgraciado Nicanor De la Vega, todo esto es lo que tienes y piensas que alguien como yo no te llega ni a los pies, pero te voy a demostrar hasta dónde puede llegar Fabriciano Rosales.....
La cerradura del cuarto de Doña Matilde comenzó a moverse y Fabriciano pasó de su posición de ambicioso a temeroso. La puerta se abrió y dio paso a la ama de llaves, a Doña Pedra. Ella al ver a Fabriciano dice: -Don Fabriciano, buenos días, qué sorpresa verlo por aquí en este cuarto.....Fabriciano responde a la par que se dirige a la puerta para salir rápidamente de ahí: -Por qué te parece raro que esté aquí, si esta hacienda es de mi mujer Nidia. Doña Pedra agrega unas sabias palabras cuando ya Fabriciano había abandonado la habitación. A la puerta del lugar la mujer dice: -Es verdad, Don Fabriciano, pero como aquí no se puede entrar, por una cuestión de respeto, sin el permiso de Don Nicanor, me atreví a decirle eso; pero menos mal que Don Nicanor no ha llegado.......eso sí, el que está en todas partes es El Señor, dicen que sus “ojos rondan la tierra”. Fabriciano a modo de chiste dice: Pues, qué ojotes debe tener Dios, ¿y de qué color serán? Pedra con una sonrisa, responde: -No lo sé, a lo mejor tiene en sus ojos todos los colores del mundo, o a lo mejor escogió el color más hermoso que esta mujer ha visto en su vida: El verde. Fabriciano termina diciendo: -Verde, como el color de los ojos de mi hijo César......Tras esas palabras, Fabriciano pensaba abandonar del todo el corredor, pero los pasos de Don Nicanor anunciaron su arribo. Hubo un intercambio de duradas miradas entre él y Fabriciano, ninguno de los dos dijo nada; sólo la llegada de un pequeño niño de unos diez años, cabellos rubios y ojos verdes calmó todo. La inocente criatura se dirigió primero a su padre, quien lo abrazó mientras decía: -¡Mi hijo, carajo, qué grande se está poniendo! Nicanor observó el momento, para luego pedirle a su nieto que viniera hacia él. –César, ven para acá a saludar a tu abuelo. El pequeño César obedece y Nicanor lo abraza y se agacha a la altura del niño para observarlo y decir a toda voz, lleno de orgullo: ¡Eres mi viva estampa, César, cuando seas grande serás igual a mí!
Doña Pedra había sido testigo del incómodo momento, de la torpe rivalidad entre dos adultos que pensaban ganarla usando a un pequeño, como quien se debate por una esmeralda, pensando que tenerla era todo, olvidando su cuidado. La prudente ama de llaves acaba con el momento diciendo: -Don Nicanor, estaba por entrar al cuarto de Doña Matilde, para su visita diaria......Nicanor dice: -Sí, acompáñame Pedra, me llevo a mi nieto conmigo....Fabriciano antes que se cerrara la puerta del cuarto, le dice a su hijo César: -¡M’hijo, luego jugamos en el jardín! El pequeño César responde: -Sí, papá...Fabriciano abandona el corredor y se dirige hacia otra parte de la región.
De vuelta a la cantina, Fabriciano le daba unas órdenes a Honesto Vargas: -Honesto, olvídate de lo de las joyas de la muerta Matilde, va a ser muy complicado, Nicanor se daría cuenta y yo no quiero oír los gritos de ese loco. Vamos a seguir el negocio de contrabando, pero a mi manera. Mi compadre Juan me va a conseguir esmeraldas de La Própsera para que tú la vendas y me des la mayor parte de las ganancias. Eso sí, esto lo vamos a hacer por un tiempo, porque algún día, yo voy a mandar en todo lo que hay. Honesto Vargas con su perspicacia acostumbrada, responde: -Está bien, Fabriciano, haremos las cosas a tu modo, tú eres el jefe; además, siempre hay formas para lograr lo que uno quiere y en la hacienda de tu suegro, hay más de una tentadora esmeralda para que te adueñes de ella. ¡A tu salud, mi buen amigo! Fabriciano y Honesto brindan con un vaso de aguardiente, uno de los tantos momentos que en adelante, compartirían como socios de andanzas peligrosas.
El tiempo pasó y treinta años después, Fabriciano ya no es un muchacho ambicioso, es un hombre adulto de edad madura. Camina por los pasillos de la empresa Gemas Generación Rosales, S.A y es saludado con respeto por todos los empleados. En su camino se cruzó con su hijo César, un hombre de cuarenta años, de ojos verdes y de físico semejante a Don Nicanor. Pero la vida de Fabriciano seguía siendo el túnel de una mina con muchos peligros; su hijo Ernesto era uno de ellos.....





Continúa en el próximo cuento.

Melissa G.

miércoles, 1 de abril de 2009

Video: Ya viene la novela Tentación, Color Esmeralda



Cuento No. 14: “Mariposas en las Esmeraldas”.



Cuento No. 14: “Mariposas en las Esmeraldas”.

Viene del Cuento No. 13: “Los Viejos Tiempos de la Guaquería”.
http://novelatentacioncoloresmeralda.blogspot.com/2009/03/cuento-no-13-los-viejos-tiempos-de-la.html

Zona esmeraldífera. 30 años atrás.

En el interior de la cantina de la zona esmeraldífera, Fabriciano se negaba a la propuesta que el abogado y contrabandista de esmeraldas: Honesto Vargas, le hacía. El joven ex minero con ímpetu le decía: -¡Honesto, carajo, no puedes pedirme esa vaina, cómo se te ocurre que voy a robar las joyas de la difunta Doña Matilde de De la Vega! ¡Una cosa es que no soporte a Don Nicanor, otra que me meta con las cosas de una muerta, que en paz descanse! Honesto buscó rápidamente las palabras más convincentes para envolver al torpe Fabriciano: -Amigo, sé que te parece un poco descabellado mi propuesta, pero es que quizás todavía no comprendes todos los derechos que te ganaste al casarte con la hija de Don Nicanor, con Nidia De la Vega. Verás, Fabriciano, Nidia es lógicamente la heredera de la colección de joyas con esmeraldas de la difunta Doña Matilde, por ser su hija mayor. Ahora bien, si Nidia es la dueña de esas maravillosas piezas, tú al ser su marido, tienes derechos sobre esas pertenencias, sobre esas joyas, porque el hombre tiene que mandar sobre las cosas de su mujer, ¡o no, mi buen, Fabriciano, je, je! El joven ex minero y ahora hombre importante de la región apoya la opinión de Honesto: -¡Pues sí, eso es verdad, yo debo mandar sobre las cosas de Nidia, porque total, ella no sabe nada de la vida, todo lo tuvo fácil, no como yo que nací en la miseria y aprendí a trabajar desde niño en una mina! Honesto viendo que Fabriciano había caído en la telaraña de la tentación, dice complacido y con don de convencimiento: -Así es, Fabriciano, eres tú el que tiene la capacidad de sacarle el mejor provecho a la colección de joyas con esmeraldas de Nidia De la Vega: tu mujer. ¿Ella qué haría con todas esas joyas, Fabriciano? Seguro que lucirlas en cuanta fiesta y evento social y ya, ¿pero tú que sacarías de todo eso? Nada y no tiene por qué ser así. De seguro que Don Nicanor no te habrá explicado tus derechos sobre esas joyas, ¿o me equivoco? Tragando otro vaso de aguardiente y muy enojado, Fabriciano dice casi gritando: -¡NO, NO ME DIJO NADA, ESE DESGRACIADO DE NICANOR NO ME DIJO NADA DE ESO! Honesto con una sonrisa maliciosa añade: -Pues estuvo muy mal de su parte, porque su suegro le dio a él la bienvenida a la familia Altamira con todos los lujos y comodidades y lo instaló en La Casona como amo y señor; lo que sucede aquí es que Nicanor te quiere ver a su sombra, no te quiere dejar mandar sobre las cosas a las que tienes derecho. Sabes que hablo con conocimiento, si soy tu abogado, necesitas ahora más que nunca un abogado como el hombre de dinero y poder que eres. Fabriciano con prepotencia, mostrando más su ignorancia que otra cosa, dice: -Sí yo sé eso, yo sé que los millonarios como yo tienen abogados como tú, Honesto.

El ambicioso contrabandista y hombre de leyes, dice: -Para eso estoy aquí, Fabriciano, para velar por tus intereses y por eso, te hice la propuesta que tanto te alarmó innecesariamente. Lo que está pasando aquí con la colección de joyas con esmeraldas de Doña Matilde, es que te están prohibiendo su acceso para que puedas tomar una decisión sobre ellas, y qué mejor decisión que venderlas y quién mejor que tú para decidirlo y quién mejor que yo, para hacerte los contactos necesarios de manera de obtener la mejor oferta posible. Piénsalo, Fabriciano, al vender de esas joyas, vas a hacerte de tu propio capital y lo necesitas, porque Nicanor De la Vega sólo te dará migajas, hasta el día que puedas sacarlo del poder, del manejo de la mina La Própsera y de la hacienda La Casona. Te prometo conseguirte los mejores compradores del mundo, que a su vez te servirán como contactos que necesitas ir cultivando como hombre importante del país. Esto no lo vamos a hacer como en los tiempos de antes, no me voy a poner a vender las joyas con esmeraldas de Doña Matilde por las calles de Bogotá; esto lo vamos a hacer a nivel de una sociedad entre los dos, siento tú el jefe y yo el empleado. Voy a lograr que te reúnas con los hombres más importantes del mundo, en los restaurantes y clubes más finos posibles, para las negociaciones y ventas. Por ti, crearé una cuenta en un banco en el extranjero, en dólares, para ir depositando las ganancias. Sólo tienes que entrar al cuarto de Doña Matilde e ir sacando una a una, las joyas. Qué tal si empezamos por un broche en forma de mariposa, todo de esmeraldas, que tenía Doña Matilde. Es una joya fácil de reconocer entre tantas que debe haber en esa habitación, aunque no debe ser la única con ese motivo, porque a la difunta esposa de Don Nicanor, le encantaba las mariposas azules de la región, pero como su marido administraba la mina de esmeraldas más ricas de la zona, se le antojó hacer mariposas de color esmeralda y su deseo fue complacido de inmediato, creándose toda una serie de piezas especiales con ese tipo de diseño. ¿Fabriciano, crees que podrás sacar ese broche de mariposa hecho con puras esmeraldas......?
Fabriciano tomó otro vaso de aguardiente antes de contestar. La brillante mirada de Honesto que denotaba su ambición, logró convencerlo. Dando un golpe a la mesa al colocar el vaso con alcohol que había ingerido, dijo con decisión: -¡Lo voy a hacer, Honesto, voy a tomar lo que es mío por derecho! Honesto agrega: -Es que así debe ser.....Fabriciano tras decidirse, pregunta con inseguridad: -¿Pero cómo voy a hacer para entrar al cuarto de Doña Matilde? Ese cuarto siempre está cerrado, Nicanor lo cuida como si fuera una vaina sagrada y además, Doña Pedra: la mamá de Simona, guarda la llave de ese lugar más que a su Biblia. Con Simona no puedo contar, ella es mi amiga, pero antes que eso, se siente que le debe mucho a Nicanor, por ser su jefe. Honesto rápidamente le sugiere una solución a Fabriciano: -Si ese cuarto es custodiado con tanto cuidado, debe también dársele mantenimiento constante; es decir, en algún momento se entrará ahí para limpiarlo, acomodarlo, sacudir las pertenencias. Fabriciano dice ante el comentario: -Eso es verdad, Honesto, siempre le ponen flores frescas y de vez en cuando he visto a una muchacha que limpia en la casa, entrar por órdenes de Doña Pedra, a quitarle el polvo y la mugre a las cosas de la difunta Doña Matilde. Honesto sonriendo, dice: -Entonces, ahí tienes tu respuesta y hasta tu llave. Sigue a la muchacha que hace la limpieza por órdenes de la ama de llaves y lo demás que tengas que hacer para lograr que ella te deje entrar en el cuarto.....je, je, je, te lo dejo a tu imaginación como conquistador.....ja, ja, ja. Honesto le dio una palmada en la espalda a Fabriciano y brindó con otro vaso de aguardiente con él: -¡A la salud de las esmeraldas, mi buen amigo y jefe! ¡SALUD!


A la mañana siguiente en la hacienda La Casona, Fabriciano se levanta muy temprano y camina en dirección de la habitación de Doña Matilde. Como una trampa puesta por la tentación, la muchacha de la limpieza había decido entrar al cuarto para la rutina de mantenimiento del lugar. Sacando una llave dentro de un juego de varias, ella se disponía a entrar, pero la mano de Fabriciano detiene la puerta y él se acerca con dotes de conquistador que acostumbraba a usar desde que las mujeres despertaron de muy chico, tentaciones y deseos en él. –Manuelita, tan bonita como siempre......La muchacha sonrojada, dice: -Ay. Don Fabriciano, buenos días, cómo le va.....Fabriciano con una sonrisa y sus ojos celestes, responde: -Muy bien, pero tú mejor......Manuelita sólo ríe y baja su mirada. Fabriciano continúa con la conquista: -No, Manuelita, no me quites esa carita tan bonita que tienes, siempre te he visto por aquí, desde que era un minero y mi mamá planchaba para la hacienda, pero ahora soy el patrón, ¿o no? Manuelita asienta con la cabeza, Fabriciano prosigue con el plan: -Al patrón se le obedece, Manuelita y el patrón quiere darte un besito......Manuelita con los ojos desorbitados, no supo qué responder. Fabriciano se acerca a ella como si fuera a besarla, pero se detiene y dice: -Pero mejor sería que nadie nos viera, ¿qué tal si abres esa puerta rápido, para estar solitos? Manuelita pareció no querer desperdiciar la oportunidad por nada del mundo y corrió a abrir. Dentro de la habitación, con la puerta cerrada, Manuelita prácticamente se abalanza hacia el joven Fabriciano, a lo cual él la detiene y le dice: -¡Déjame, Manuelita, vete, sal de aquí, déjame solo! Manuelita con asombro dice: ¡Pero, Fabriciano......! Fabriciano con firmeza, dice: ¿Quieres que le cuente a todo el mundo que querías conquistar al patrón, al esposo de la niña Nidia? ¡No, verdad, así que lárgate, deja la puerta sin llave y vete, pero ya! Manuelita sale corriendo, casi llorando también. Fabriciano se detiene un momento a pensar. Había hecho algo muy indebido por las razones equivocadas; ni él debió intentar seducir a una inocente empleada y ni siquera lo había hecho por un deseo incorrecto, sólo por cumplir con la petición de su abogado Honesto Vargas. Fabriciano se dice a sí mismo: -Qué estoy haciendo......

Melissa G.

Continúa en el cuento No. 15......